domingo 22 de diciembre de 2024
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Solidaria. “Siento que nací para servir”, dice Fulop. Y reconoce que con algunas historias del ciclo “no paro de llorar”./ Diego Walman

Catherine Fulop: «No me quedé en ‘la chica de tapa'»

A sus 50, la actriz y conductora habla de su nuevo perfil, con su debut al frente de “Los unos y los otros” (América), de su propia historia familiar, de su gratitud con la vida. Y de la belleza.

De aquella chica que arengaba a la “gente bella” a hacer gimnasia a su ritmo, a esta mujer que muestra su emotividad a flor de piel frente al drama ajeno ha pasado mucha agua bajo el puente.
Desde hace una semana Catherine Fulop es la nueva conductora del ciclo Los unos y los otros (lunes a viernes, 15.30 por América) al que muchas personas llegan con dramas familiares e intentan recuperar sus orígenes. “Siento que este es un programa en el que puedo desenvolverme como pez en el agua. Me siento cómoda, cuidada por la producción que lleva muchos años con esto y creo que puedo resolver lo que va pasando en el aire si bien todavía me tocan mucho las historias y a veces no puedo contenerme y no paro de llorar”, dice.

¿Cómo manejás esas historias tan fuertes, teniendo que contener a las personas que van en busca de su historia estando en vivo?
No es fácil, me pasó en algún momento que no pude hablar y tuve que pedir ayuda. Creo que conducir este tipo de programas te obliga a ser empático, no alcanza sólo con la simpatía. Hay que ponerse en la piel del otro. pero a mí eso no me cuesta, soy super empática con las personas, me ha llegado a salir un herpes de la preocupación. Este tipo de ciclos va conmigo. Siento que puedo, que iré aprendiendo y mi cuerpo se irá acostumbrando a una rutina bastante agitada, ahora también en lo emocional.

Hacés cuatro horas de radio diarias (“Mi gente bella” por Vale 97.5) y sumaste un programa en vivo, también diario. ¿Se te complicó la agenda?
Sí, me levanto a las 4 de la mañana, llego a la radio a las 6 menos cuarto. Hago cuatro horas y voy al canal. El otro día se me ocurrió hacer crossfit porque esa va a ser mi terapia. Necesito endorfinarme para descargar un poco estas historias que conmueven.

¿Qué quedó de aquella conductora que hacía gimnasia en la tele?
Todo tiene que ver con el crecimiento y con ir aceptando el paso del tiempo. Aquella de la gimnasia era para transmitir un mensaje de salud, de cómo cuidarse. Era una etapa más vertiginosa, y eso que ahora hago tres mil cosas. Pero fui madurando y todo me sirvió para llegar a ser esta mujer que soy y que me encanta. Empecé a ceder espacios y no me quedé en “la chica de tapa”. Eso ya no me interesa, no es algo que quiero para mi vida. Me da satisfacción hacer este programa porque, en definitiva, creo que mi misión en la vida es servir. Tengo la capacidad de hacerlo y me encanta poder transmitir a la gente lo que me hace bien, compartir lo que puede ayudar a otros. Creo que la radio me ayudó mucho. Allí no está la imagen, sos más auténtico y me parece que la gente me compra en ese formato.

¿Cómo se acomoda la vida familiar con tanto trabajo? ¿Hay conflictos?
Los domingos me da un poco de angustia y caigo como un tronco. Los días de semana, a las ocho y media, estoy cenando y a las nueve y media, durmiendo. En casa todos me respetan. Mi marido y mi hija menor, comen después aunque la chiquita Tiziana (16) me reclama un poco de atención. Tener el apoyo familiar es fundamental, el Ova es maravilloso en eso. Ahora se trajo a casa un bulldog inglés, y lo sumamos al resto de los animalitos de la casa, un gato, un hurón, y un caniche.

¿Te identificás con alguna de las historias que aparecen en el programa tal vez por estar lejos de tu familia de origen en Venezuela?
Mi historia es bastante peculiar. Mi mamá, Cleopatra, se quedó huérfana de padre cuando tenía un año y su madre, no pudo manejar la situación, entró en un pozo depresivo y la abandonó en un orfanato. Mi mama fue criada por las monjitas. Yo, en vez de visitar a una abuela, iba a visitar a las monjas. Una de ellas, la Madre María de San José, fue proclamada beata por Juan Pablo II. O sea, cuidado, mi abuela es beata, casi santa. (risas). Por otro lado, mi abuelo paterno era chef y se fue a Colombia con su hijo mayor a trabajar. Al poco tiempo estalla la Segunda Guerra Mundial y queda separado de su mujer y su hijo menor, mi papá, Jorge, durante siete años. Luego se reencontraron cuando se mudaron todos a Venezuela. Por eso creo que me pegan algunas historias porque tengo el recuerdo de lo que contaban en casa. Nosotros somos siete hermanos, mis padres pudieron recomponer sus carencias de la infancia. Mi madre es una agradecida a la vida a pesar de todo. Ellos se enamoraron y se casaron enseguida. La familia paterna de mi madre era de la alta sociedad y mi padre era un inmigrante muy humilde. Hablaba muy mal el castellano, por eso yo hablo raro a veces. se ve que me quedaron cosas de mi papá (risas).

Alguna vez dijiste que te gustaría traer a tu madre a vivir a la Argentina. ¿Seguís pensando esa posibilidad?
Sería un sueño traerla a mi madre. Pero a pesar de la situación mala de Venezuela, ella está acostumbrada a su clima, a tener sus amigas y si le quito eso, le quito su alegría. El otro día me contó que fue a comprar papel higiénico como a 100 kilómetros de Caracas, manejando ella que tiene casi 80 años, con unas amigas. Me preocupa mucho la situación política, que estén pasando tantas necesidades. Que la gente se acostumbre a eso, me da tristeza. Por eso hace dos años que no voy, me gustaría ir pero me da un poco de miedo, por la inseguridad. Es muy peligroso. Yo pienso que la Argentina sigue la misma línea pero, por otro lado, estamos muy lejos de que pase algo parecido, porque acá se sigue votando y la gente no está tan desanimada. Creo que en Venezuela hicieron todo con la intención de apoderarse de un país tan rico por el petróleo. Aquí doy mi opinión como ciudadana, no soy ni K ni anti K, soy apartidaria. Me gusta la política pero no me identifico con ningún partido. Lo que me parece horrible es que muchas veces me insulten por emitir una opinión. Yo soy venezolana pero también soy argentina, porque también construí este país, trabajando, siendo una persona de bien y criando a dos hijas como personas de bien. Igual, yo no me quejo de nada, porque siento que todo lo que me pasa es un regalo.

Espléndida a los 50. Algunos secretos de belleza de Catherine

Cathy Fulop no oculta sus 50 años. No es para menos: está espléndida. “Empecé a los 33 años a cuidar mi cuerpo. Como sano porque somos lo que comemos. Desayuno 4 claras de huevo con 2 rebanadas de jamón; a media mañana tomo un yogur, y después, si hago crossfit, un batido de proteínas. Al rato dos rebanadas de jamón y queso y gelatina light. A la tarde como algo más y siempre estoy con la vianda a cuestas. Excepto los fines de semana que como de todo, como loca, lo que sea”. Pero además de la dieta y la actividad física, Catherine se atiende con un médico que realiza una terapia de hormonas bioidénticas. “Me hice un estudio del ADN y de acuerdo a eso me da cápsulas que me protegen. Yo soy alérgica a los metales, por ejemplo. Y además, me hace celuloterapia que es para proteger mis órganos internos. Eso me ayuda a estar fuerte. Y sumado a todo eso, la actitud, hacer cosas espirituales, positivas y ser agradecida a lo que te pasa”.

Oriana y Tiziana, las hijas y su propio camino

A Catherine Fulop le brillan los ojos cuando habla de sus hijas junto a Osvaldo Sabatini, Oriana (19) se está instalando en los Estados Unidos para trabajar como actriz y cantante. “Tiene muchas posibilidades de hacer una carrera allá”, dice su madre. “Estamos contentos y orgullosos de que arme su propio camino. Ya hizo castings y tiene muchas posibilidades en el mercado en inglés. Hace poquito se fue para allá y me da un poco de tristeza. Pero está bien”, aclara.
Oriana participó de la tira Aliados (producción de Cris Morena) y de otros ciclos como Tu cara me suena. La chica está de novia con el actor y exitoso “youtuber” Julián Serrano, quien es un furor en las redes con miles de seguidores. Oriana y Julián muestran su relación a través de videos, canciones y fotos que suben a las redes sociales.
Tiziana, la menor de las Sabatini, tiene 16 años y empieza a probarse como modelo y además quiere estudiar canto. ¿Seguirá los pasos de su madre y su hermana con la actuación también?

Fuente: Clarín

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